‘¿Estás ya aquí, María?’, dice su madre sin volverse.
‘Vamos, vamos, ¡mira esta rosa! Y estos lirios pobres. Todos ellos morirán si no les ayudamos. Trae también algunos pequeños bastones para sostener este tallo que cae’.
‘Yo Te traerá todo, Madre’.
María se redondo con un salto, con los ojos muy abiertos y luego con un grito Ella corre con los brazos extendidos hacia Su Hijo, que ya ha abierto Sus brazos y esperaba con la sonrisa más cariñosa.
‘¡Oh! ¡Mi Hijo!’
¡Madre! ¡Querida! ‘
Su abrazo es uno largo y amoroso
‘¿Por qué, Hijo, qué has venido a esta hora del día? Tú estás rojo púrpura y sudando como una esponja empapada. Entra. Que yo pueda secarte y refrescarte. Yo Te traerá una túnica limpia y sandalias limpias. ¡Mi Hijo! Mi Hijo! ¿Por qué seguir con este calor? Las plantas se están muriendo a causa del calor y Tú, Mi Flor, casi también.
‘Quería venir a Ti tan pronto posible, Madre.
‘¡Oh! ¡Mi querido! ¿Tienes sed? Debe tenerla. Ahora voy a preparar … ‘
‘Sí, tengo sed de tus besos, Madre. Y Tus caricias. Deja que Me quede así, con Mi cabeza en tu hombro, como cuando era un niño … ¡Oh! ¡Madre! ¡Cómo Te extraño! ‘
‘Dime que vaya, Hijo, y lo haré. ¿Qué Te falta por causa de Mi ausencia? La comida que te gusta? Ropa limpia? Una cama bien hecha? ¡Oh! Mi Alegría, dime lo que Te faltó. Tu sierva, mi Señor, se esforzará para proporcionártelo.
‘Nada, sino Tú…’
Jesús se sienta en el pecho cerca de la pared, abraza a María que está en frente de Él, apoyando la cabeza sobre su corazón y La besar una y otra vez. Ahora Él la mira fijamente: ‘Deja que mire al contenido de Mi corazón, santa Madre Mía’.
‘Tu túnica primero. No es bueno que Te quedes tan húmedo’. Jesús obedece.
“He venido con Mis discípulos y amigos pero los dejé en madera de Milca. Vendrán mañana al amanecer. Yo … yo no podía esperar más. ¡Mi Madre! … “Y Él le besa las manos. Mañana … mañana Tú asistirás a Mis amigos y Yo a los Nazarenos. . Pero esta noche eres Mi amiga y Yo soy tuyo. Le traje … ¡Oh! Madre: Me encontré con los pastores de Belén. Y traje a dos de ellos. Y traje también uno que Tú tienes que controlar…’